ENTREVISTA

“El 90% de los delitos informáticos en Fuerteventura son estafas”

José Luis del Valle, fiscal de criminalidad informática y delitos de odio

Eloy Vera 0 COMENTARIOS 18/01/2024 - 07:25

José Luis del Valle es el fiscal especializado en criminalidad informática y delitos de odio de los Juzgados de Fuerteventura. Lleva desde finales de 2022 en el cargo. La Fiscalía tenía asignado a un fiscal especializado en delitos de criminalidad informática para Fuerteventura y Lanzarote hasta que el aumento de casos ha llevado a que se separen las secciones. Del Valle es el responsable de Fuerteventura, una isla en la que la ciberdelincuencia y la violencia de género lideran los delitos. El fiscal alerta del auge de la delincuencia informática y apunta que, dentro de esta modalidad, el 90 por ciento son estafas informáticas. Aunque los casos de uso y consumo de pornografía infantil por internet son aislados en la Isla, el fiscal asegura que “los hay”.

-¿Cuáles son los delitos más comunes en delincuencia informática que se registran en la Isla?

-En Fuerteventura, el 90 por ciento de los delitos que se cometen en el ámbito de la ciberdelincuencia son estafas informáticas. También hay ciertos delitos que me extrañó ver en la isla de Fuerteventura como el consumo, uso y distribución de pornografía infantil. Obviamente, no la elaboración.

-Y dentro de esas estafas, ¿cuáles son las más comunes?

-El tipo de estafa más común es lo que se conoce como phishing. Se hace a través de un correo electrónico, en el que se hacen pasar bien por una entidad pública, persona que te conoce o un banco. El correo aparenta tal veracidad que se facilitan los datos. Por ejemplo, dicen que su cuenta se encuentra bloqueada y que para desbloquearla tiene que pinchar el enlace que le mandan. Luego, se facilitan una serie de datos, que son datos personales, y lo que hace el delincuente es tener acceso directo a la cuenta bancaria para, a partir de ahí, cometer estafas. También encontramos otras estafas, sobre todo con el auge de las redes sociales, relacionadas con la venta o alquileres de pisos, venta de motores o de cualquier tipo de producto que se hace a través de Idealista, alquileres de villas en Booking, Facebook, Airbnb...

-Las estafas en el alquiler vacacional están siendo comunes en la Isla…

-El modus operandi es a través de Milanuncios, Booking o de cualquier tipo de entidad que se dedique al alquiler de la vivienda. El propio delincuente conoce los bienes que se van a alquilar y lo que hace es hacerse pasar por un trabajador de esa empresa y ofrecer el alquiler de esa villa más barato. Eso tiene que generar cierta desconfianza, pero la persona accede y lo que ocurre es que esa vivienda no es suya; no se alquila o en esos plazos de alquiler se encuentran ocupados en Booking.Cuando llega aquí, se encuentra con absolutamente nada. Ha perdido el dinero, el tiempo y no puede reclamar a nadie.

-Dentro de ese 90 por ciento de estafas, ¿qué porcentaje marca el alquiler de viviendas?

-Probablemente el 50 por ciento. Se aprovechan de los precios del alquiler y también de la escasez de cualquier tipo de vivienda que hay ahora mismo.

“Aunque son aislados, hay casos de consumo de pornografía infantil”

-¿Es común el consumo y distribución de pornografía infantil en Fuerteventura?

-No es un delito común en Fuerteventura, pero no deja de ser un delito muy grave. Aunque son aislados, algunos casos sí hay. Desde mi experiencia, el perfil suele ser el de personas de sexo masculino. No he encontrado una persona de sexo femenino que consuma o distribuya material de pornografía infantil. En cuanto al rango de edad, hay gente de 18 años, como de 40 y personas de 60.

-Hablamos de distribución y uso, pero no de elaboración de este tipo de material…

-No. Suele ser complejo encontrar al creador de este tipo de vídeos porque suele ser gente de fuera. Aquí, lo único que se hace es usarlo o consumirlo.

-¿Qué otros delitos se están produciendo en la Isla?

-El descubrimiento y revelación de secretos es una modalidad típica que no se da mucho en la Isla. Consiste, por ejemplo, en mandar una fotografía íntima a una persona con la que llevas hablando un tiempo. El día de mañana esa persona puede amenazar o chantajear al otro que como no haga tal cosa o le pague tal cantidad esa foto la va a difundir a terceros o colgar en redes sociales. De todas las modalidades que tenemos en criminalidad informática, el 90 por ciento son las estafas y el 10 restante se distribuiría entre el descubrimiento y revelación de secretos, la sextorsión, el descubrimiento, child-grooming y la pornografía infantil.

-¿Se dan casos de estafa relacionados con las criptomonedas?

-Desde que asumí la especialidad de criminalidad informática, no he llevado ninguna causa en criptomonedas. Eso también es porque se supo parar a tiempo. En el momento en el que empezaron esas estafas, se reguló bastante bien.

-¿Cuál es el perfil de las personas que cometen delitos en las redes?

-El perfil es variopinto. No hay uno concreto en las estafas. Hay mujeres, hombres, niños, niñas, adolescentes e, incluso, en algunos casos personas más mayores.

-¿Hay casos reincidentes?

-Sí. Son muchos los que repiten. Normalmente siguen el mismo patrón. El perfil de la persona que delinque es alguien que suele repetir la estafa. La reincidencia conlleva a la comodidad. También la sensación que se puede dar desde fuera de impunidad porque son delitos cuya investigación es lenta. Mientras el delincuente va realizando ese tipo de conductas, que son sencillas y rápidas de cometer, nosotros estamos investigando. Puede resultar que al cabo de un año o año y medio haya cometido siete estafas, pero las hemos visto.

-¿Qué dificultades se encuentran a la hora de perseguir los delitos de delincuencia informática?

-Haré una distinción entre las dificultades que puede presentar la investigación de una estafa o la dificultad que puede presentar una investigación por pornografía infantil. Este se detecta en los servicios de las fuerzas y cuerpos de seguridad y, a través de ahí, se hace un rastreo en el que da una IP y esa IP da lugar a una localización. Es un delito que está bastante atado. No ocurre lo mismo con las estafas porque, en primer lugar, dan lugar a una instrucción bastante larga y generalmente infructuosa. Son pocas las que podemos esclarecer.

“El principal escollo con un delincuente informático es identificarlo”

-¿Y eso?

-Pues porque, por ejemplo, la investigación de una cuenta del banco da lugar a un titular y se piensa que ya está esclarecido el delito. Cuando se llama a declarar a esa persona, resulta que previamente sufrió una usurpación de identidad. En su momento, perdió la documentación o la facilitó a quien no debía y, a través de esa documentación, se creó la cuenta a su nombre. Por tanto, el autor del hecho no es. A través de esa cuenta bancaria también se puede encontrar un correo electrónico asociado a una cuenta de banco o un número de teléfono y también tirar de ahí. Puede ser que coincida la persona que es titular de la cuenta bancaria, el titular del número teléfono y del correo electrónico, que son los casos que menos se dan, o bien puede ser que el titular de la cuenta bancaria sea distinto a la del correo electrónico y a la del titular del teléfono. Entonces se alarga mucho la investigación, la imposibilita.

-Las dificultades aumentan cuando la persona que ha cometido el delito está en el extranjero…

-Cuesta mucho porque es una orden europea de investigación o bien una comisión rogatoria. Lo primero es que no se atiende fácil al requerimiento y lo segundo es que es muy difícil localizar a la persona que ha creado la cuenta, por ejemplo, en Lituania. Puede ser que esa persona ni siquiera exista. Sólo tenemos el dato de identificación de la cuenta. Los datos de esa cuenta nos lo tienen que facilitar desde Lituania. Entonces, tenemos el escollo del plazo de tiempo que hay entre que se tarda en resolver esa comisión, si la aceptan porque cada país tiene un criterio determinado. Por ejemplo, Estados Unidos, si no se trata de una estafa que supere los 5.000 euros directamente ni atiende el requerimiento porque entienden que no es proporcional la medida con el delito que se está cometiendo. Con la modificación del Código Penal, que elimina la figura de la estafa leve, se ha facilitado mucho. El delincuente siempre va a la vanguardia y más cuando se trata de un tema tecnológico. El delincuente sabía muy bien qué tipos de estafas cometer y que fueran inferiores a 400 euros por si le pillaban. Son muchos los escollos que nos encontramos a la hora de poder determinar la autoría de ese tipo de delitos y en el ámbito internacional todavía más.

-¿El Código Penal está adaptado a este tipo de delitos?

-Sí. Está adaptado en función de lo que se puede. Es la materia que más está evolucionando. Tanto en sentido positivo, a nivel legislativo, porque estamos intentando cubrir todas las posibles variantes que se creen, pero también en sentido negativo porque la delincuencia avanza, pero la tecnología avanza aún más rápido que la delincuencia. Nosotros tenemos que adaptarnos a esa evolución. Podemos prever cómo será una estafa de aquí a cinco años, pero tampoco lo tenemos a ciencia cierta. No sabemos cómo evoluciona la tecnología, qué nuevas redes sociales pueden salir, nuevos elementos a través de los cuales se puede estafar. Siempre vamos un poco a la retaguardia. 

-¿La reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 2015 aporta las herramientas suficientes para perseguir este tipo de delitos?

-Sí. En el artículo 588 de Enjuiciamiento Criminal se introdujo todo lo relativo a esa posible interceptación y a toda la averiguación tomando medidas cautelares relativas a medidas de investigación de la criminalidad informática. De acceso a dispositivos, toma de dispositivos, instalación de software para ver o entrar en un ordenador a distancia. La posibilidad de que se intercepte en los equipos de grabación, comunicación y escucha facilita mucho la investigación. Sin embargo, como cualquier medida limitativa, tienen que cumplirse una serie de requisitos que, a veces, no es sencillo. Por ejemplo, el acceso a un dispositivo por la comisión de un delito leve de estafa no es proporcionado porque se entiende que la medida es mucho más invasiva que lo que se está investigando.

-¿Qué escollos existen a la hora de sentar en un banquillo a este tipo de delincuentes?

-El principal escollo es la dificultad de identificarlo. No es un delincuente al uso que va a robar y puede dejar una huella o puede verlo una cámara de seguridad. Son supuestos complicados. Hay veces que es más sencillo porque tenemos, por ejemplo, un extracto de una cuenta bancaria en el que se ha realizado un ingreso que es el que se denuncia, pero vemos a través de ese extracto cómo se ha producido una retirada de efectivo del cajero. Si el titular de la cuenta coincide con la persona que está retirando el efectivo, sí podemos determinar claramente que esa persona fue la que sacó el dinero, pero podemos encontrar otro escollo: las cámaras no funcionan o que a los 15 días las cámaras dejan de aportar las grabaciones. Entonces tiene que ser una investigación bastante rápida de un procedimiento que, en general, va bastante lento. Hay que pedir datos al banco, a las compañías de teléfono... Se va alargando mucho y cuando podemos llegar a la conclusión de que se ha hecho una retirada de efectivo puede que haya transcurrido el plazo, por ejemplo, de que no haya cámara.

-Da la impresión de que los delitos que se cometen en redes gozan de cierta impunidad. ¿Esto puede dar lugar a que cada vez sean delitos más comunes?

-No creo que haya cierta sensación de impunidad. Sí creo que va a seguir evolucionando la delincuencia tecnológica por las consecuencias lógicas de la evolución de la tecnología. Una persona no necesita ya salir a la calle para hacer cualquier actividad del día a día. Todo se hace hoy en día a través de internet, incluso las relaciones sociales. No creo que haya cierta sensación de impunidad, pero sí creo que van a seguir cometiendo delitos por medios telemáticos. Creo que van a aumentar aún más y se van a modificar las modalidades delictivas.

“El 50% de las estafas informáticas son en temas de vivienda”

-Hace algo más de un mes se sentaban tres chicos para ser juzgados por un presunto delito de odio por temas racistas. ¿Son comunes este tipo de delitos?

-Esa es la única causa que he llevado desde que formo parte de la Sección. En general, no es común ese tipo de conductas. Es el único que se ha denunciado, por el que se ha acusado y se ha identificado a los autores. No quiere decir que ese tipo de delitos no se cometa, sino que normalmente no llegan a nosotros.

-¿Puede deberse a que la gente no se atreve a denunciar este tipo de conductas?

-Exacto. La gente no da el paso de denunciar. También se tiene que ver la conducta que normalmente se comete, cuál es el comentario, si esa persona se puede identificar o no. Muchas veces esos comentarios se hacen a través de redes o de perfiles que son falsos lo que dificulta mucho la investigación. Mucha gente tampoco sabe que es delito, pero eso no sólo pasa con la modalidad de odio, sino en otro tipo de delitos como peleas, hurtos... Mucha gente no quiere meterse en problemas y evita la denuncia. Cosa que no recomiendo. En general, no es común ese tipo de conductas. Hoy en día, no es un delito propio de los que nosotros investigamos.

-Con la pandemia aumentaron los delitos en redes. ¿Ese incremento ha ido en auge?

-Ha ido en auge y cada vez más. Creo que en esta Isla la ciberdelincuencia y la violencia de género pueden ocupar un 80 por ciento de la delincuencia general. No ha habido un descenso de la criminalidad informática después del Covid. Todo lo contrario.

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