DEPORTES

Aikido, el arte marcial de moda: unos 200 jóvenes están federados en Fuerteventura

Víctor González practicando con otro ronin (samurai) en El Cotillo.
Lourdes Bermejo 0 COMENTARIOS 16/03/2018 - 07:22

La mejor noticia que le han dado últimamente al sensei (maestro) Víctor González es que uno de los niños que acude a sus clases utilizó correctamente las técnicas marciales del aikido para defenderse de una agresión. “Su madre me contó que, al parecer, otro chico intentó empujarle o agredirle de alguna forma y él, usando el principio básico de control ‘ikkyo’, lo paralizó en el suelo, dando por finalizado el incidente”, cuenta Víctor, que destaca sobre todo que el alumno aplicara la filosofía de estricta defensa personal.

El aikido es un arte marcial de origen japonés, que propugna una visión positiva del mundo y la importancia de trabajar en armonía con el entorno. “Enseña, sobre todo a los más pequeños, que ocasionando problemas no obtendrán nada bueno, pero que si su estado mental es correcto, calmado y positivo sí podrán obtener resultados”, explican los maestros.

Aunque no es una disciplina de competición, lo que suele restarle atractivo como actividad extraescolar, en la isla existe una importante corriente de seguidores, con unas 200 licencias actualmente, en las distintas escuelas y categorías por edades. Solo en el club deportivo Shogun Fuerteventura, con sedes en Puerto del Rosario y La Oliva, hay inscritos 35 niños de entre 3 y 5 años; unos 60 de entre 6 y 9 años, una veintena entre 10 y 15 años y diez adultos, mayores de 16 años. El 30 por ciento de los aficionados son chicas, “porque las mujeres tienen una maña especial para esta disciplina, de hecho en Francia hay un auténtico boom femenino”.

Víctor González, vicepresidente y director técnico de artes marciales de Shogun comenzó la práctica del aikido en el año 2000 y cinco años después empezó a a impartir clases en La Oliva y Corralejo. Se ha formado con diferentes maestros de Europa y es 4º dan y maestro por la Federación Española de Judo y Disciplinas Asociadas y 3º dan por la Asociación Nacional de Técnicos de Aikido – Aikikai de España.

El sensei habla del éxito de este arte marcial entre los niños majoreros y asegura que incluso la Asociación nacional Aikikai les ha felicitado. También los padres de la decena de pequeños con trastornos como hiperactividad o déficit de atención que acuden a clase han hecho llegar al club su satisfacción por los progresos conductuales que consiguen las técnicas del aikido. “Nos involucramos mucho en la educación. Pedimos las notas, preguntamos por la conducta en casa o en las clases y, si algo no va bien, mantenemos charlas con los chiquillos, e incluso se les pone a practicar la asignatura que han suspendido en las horas que dedicamos al juego”, cuenta Víctor.


Sensei y alumno en una salida a la playa.

La disciplina también intenta inculcar las siete virtudes del bushido, conocido como el código de los samuráis (justicia, respeto y cortesía, coraje, honor, benevolencia, honestidad y lealtad). “Unos principios que se aplican perfectamente en la vida cotidiana, por ejemplo respetando el turno de palabra, levantando la mano para hablar o escuchando al otro”, dice el sensei. Los progenitores suelen ver como ‘mágica’ otra de las pautas usadas durante el entrenamiento, como es la palabra ‘yame’ (detenerse) “porque ven cómo sus hijos paran la actividad y recogen disciplinadamente y en silencio”.

De hecho “algunos nos preguntan cómo se pronuncia para ver si hace el mismo efecto en casa”, bromea. Aunque no existen competiciones, hay mucha la actividad en las escuelas de aikido de Fuerteventura, como invitación a maestros de fuera de la isla “para que los chicos conozcan otros estilos de clases”; convivencias, clases con el padre o la madre; hermanamientos con otros clubes y salidas a la playa o de senderismo, para entrar en contacto con el medio, una de las máximas del aikido.

Aunque las técnicas de luxación, proyección, retención o control son capaces de reducir a un supuesto atacante, el aikido no se centra en el enfrentamiento físico sino más bien en usar la propia energía para hacerse con el control del rival o alejarlo. Además, tiene un porcentaje mayor de practicantes femeninos que cualquier otro arte marcial, lo que contribuye a crear un fuerte sentido de comunidad.


Actividad con padres.

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