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Bocinegro Downhome: blues sin trucos

Foto: Carlos de Saá.
M.J. Tabar 0 COMENTARIOS 19/11/2016 - 09:54

Todo empezó hace tres años, con la voz de la napolitana Inma Costanzo y la guitarra del barcelonés David Llop, dos músicos majoreros de adopción que formaron una banda de blues con amigos, sin más plan que ir viviendo en gerundio. Tocaron en la última edición del Womad Fuerteventura y están confirmados en el cartel del Festival de Blues de Kentucky (Estados Unidos).

“En mi casa poca música había, yo empecé a tocar la armónica a los 15 años, con uno de mis mejores amigos. Él sí le daba al blues desde que era un enano. Siempre hay alguien que te mete el gusanillo”, cuenta el guitarrista David Llope. Entre los discos que le prestaron, hubo uno que le marcó: el directo At sugar hill (1961) del dúo Sonny Terry & Brownie Mcghee, “un par de amigos que estuvieron tocando, cogiendo trenes y malviviendo durante 50 años”.

David lleva toda su vida trabajando como músico. ¿Por qué le conquistó el blues de los años 30? “Era gente que tocaba porque no tenía otra cosa que hacer, gente que no tenía nada que perder. El blues era su forma de sentirse libres, de expresarse y sentirse vivos. Y eso se nota. Es una música muy emotiva, de raíz”, explica . Un carpe diem, una vía de escape, un contar penas y alegrías. “No soñaban con tener éxito, sólo querían una habitación y algo de cenar esa noche”. Es lo que tiene el blues. “Esa sensación de que no hay nada más que lo que estamos tocando. Eso es lo que más me gusta”, dice el guitarrista. “Pasa también en muchas músicas de raíz, la africana, la latinoamericana, es música que la gente siente y toca por necesidad”.

Raúl González y Jordi Benito se sumaron al proyecto con la percusión y la guitarra rítmica. Empezaron a tocar en el Canela de Lajares y en varios locales de Fuerteventura que sostienen el circuito musical de música en directo. Empezaron a ensayar en la finca Rosa Negra, una cabaña de madera que les brinda un sonido orgánico, rústico, “natural”. Así grabaron el auto producido Bocinegro folk blues, un primer trabajo de presentación con versiones de clásicos (Shake Your Money Maker, Why don´t you do right, etc).

Luego llegó Gumbo, un espectáculo musical que montaron en el centro cultural Raíz del Pueblo (La Oliva) y que grabaron en directo. Al terminar invitaron a un gumbo de verdad a todo el público. Igual de mestizos que esa sopa criolla son los Bocinegro (Fuerteventura-Nápoles- Barcelona-Asturias-Murcia). Para su segundo trabajo, Bocinegro, volvieron a grabar en la cabaña, con el mismo estilo, pero con mejores medios. ¿Y cuál es su estilo? “Nos ha salido un blues un poco distinto. Nos alejamos de las armonías clásicas, se parece más al de África. Es el estilo de música que nos gusta hacer: que todo se pueda tocar sin enchufar, que suene a madera, que esté viva la cosa, que haya poco truco”.


 

Refugiados, inmigración, naturaleza, el amor en todas sus formas, la pasión por la música, vivir fuera de las grandes ciudades… “Hablamos de lo que nos inquieta”

Refugiados, inmigración, naturaleza, el amor en todas sus formas, la pasión por la música, vivir fuera de las grandes ciudades… “Hablamos de lo que nos inquieta. Las letras son  de Inma. Yo me encargo de las armonías”, explica David. Así suena One, Music in my blood y Argelia. El grupo lo integran Inma Constanzo (voz), David Llope (guitarra), Jordi Benito (guitarra), Raúl González (percusión) y Antonio Valdés (percusión). Para conciertos como el que dieron en esta última edición del Womad en el escenario principal, enriquecen la formación con Pablo Aranda al saxofón, Althay Páez al timple y Aceysele Chacón al bajo. Allí compartieron escenario con las bandas canarias Ciempiés Ni Cabeza, Ruts & La Isla Musica, Purple Moon, Ras S.O.S y The Birkins. “Estamos encantados de estar, y de escuchar músicas del mundo que aquí no tienes ocasión de escuchar habitualmente”, dice Pablo.

Todos los músicos de la banda viven de la música, menos el percusionista, que tiene otro trabajo. “Hay meses buenos y meses malos”, dice David. “Pero compensa hacer lo que te gusta y tirar tú de tu propio carro. Eso es un lujazo. Vale la pena”. David es autodidacta -“he aprendido de la gente que me ha rodeado”-, Inma ha estudiado en escuelas de canto y Pablo lleva desde los 9 años estudiando música. “En la banda hay de todo”. El resultado es una música instintiva, rústica y emocionante, que tiene mucho que ver con lo que les inspira la naturaleza de Fuerteventura.

¿Planes para los próximos meses? Terminar de cerrar contrataciones en Estados Unidos para aprovechar el bolo que ya tienen confirmado en Kentucky. “Somos unos cuantos y hay que rentabilizar el viaje”, dicen. Ya han estado en Galicia, Asturias, Cádiz, Vizcaya, Córdoba y Menorca. Próximo destino: ahora.

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