Siniestro de la expedición majorera

Ramón Paniagua: “Salir ilesos de esa guagua ha sido como volver a nacer”

Itziar Fernández 1 COMENTARIOS 07/02/2018 - 06:38

Un total de 66 alumnos, profesores y familiares de Puerto del Rosario regresaban del pirineo catalán al aeropuerto de Barcelona en guagua cuando el conductor perdió el conocimiento, y un docente cogió el volante con éxito.

El profesor Ramón 'Moncho' Paniagua, imparte estos días sus clases de educación física en el Instituto de Enseñanza Secundaria Santo Tomás de Aquino con una extraña sensación de alegría, orgullo y miedo al sentir que “han vuelto a nacer” tras evitar un accidente en la guagua en la que viajaban.

Los hechos sucedieron el pasado sábado, cuando la expedición majorera regresaba del pirineo catalán tras disfrutar de una semana de estancia en la nieve. “Sobre las cuatro de la madrugada cogimos la guagua que nos llevaba al aeropuerto de Barcelona porque nuestro vuelo salía a las 10.30”, explica.

“Veníamos durmiendo y cuando nos quedaban unos 70 kilómetros para llegar, sobre las ocho de la mañana y con el día claro, escuché al profesor Antonio, que viajaba al lado del chófer, llamarlo varias veces con insistencia y de pronto estaba al volante”, detalla emocionado Ramón Paniagua. El profesor vio lo que sucedía y sin pensarlo cogió el volante “para mantener la dirección”, cuenta.

“Observé que nuestro vehículo estaba finalizando una maniobra de adelantamiento y nos íbamos contra el carril contrario en el que venía un camión”, recuerda Moncho. Añade que se le quedó grabado que “no se debe hacer un movimiento brusco para no volcar, podíamos ir a 100 u 80 kilómetros y las ruedas traseras estaban levantadas a punto de volcar y mantuve la dirección con el volante mientras sujetaba con el hombro al conductor inconsciente”, detalla todavía impactado.

Una situación terrible que resolvió junto al resto de profesores con eficacia. Paniagua afirma que la guagua “dio varias bandadas pero fue reduciendo la velocidad hasta entrar en el arcén y paró porque no sabía donde estaba el botón del freno, pero yo tengo un coche automático y se para al dejar de acelerar”, explica.

Nunca había conducido una guagua pero el institnto de supervivencia le llevó a resolver con éxito este instante de pánico. Estos días le pide al compañero Juan José que le cuente de nuevo lo que pasó porque “no sé con exactitud ni lo que hice”, asegura. En su mente quedó una frase que repitió varias veces: “Ahora nos dan, ahora nos dan”. Y reconoce que fue un milagro que ningún vehículo les pegara por detrás al ir cada vez más despacio. “Podemos decir que la suerte nos acompañó ese día”, manifiesta.

Sin un rasguño

Tres profesores, Moncho Paniagua, Antonio González y Juan José Jiménez, lograron que lo que era un accidente seguro se resolviera para toda la expedición sin un rasguño. Junto a los 44 alumnos de cuarto de la ESO del instituto y los profesores viajaban amigos y familiares. Entre ellos el policía local Sergio Pérez, que asistió al conductor.

“Durante esos momentos de tensión pensaba que el conductor había fallecido, lo veía inconsciente con los ojos abiertos, y cuando se recuperó nos dio mucha alegría”, expresa Moncho. Al recuperar el conocimiento el hombre pensaba que había parado la guagua, y lamentaba que fuéramos a perder nuestro vuelo, recuerda Paniagua.

“Tras llamar a emergencias y dar la voz de alarma enseguida llegó una ambulancia y acudieron los mossos, que nos atendieron muy bien”, explica el profesor. Otra guagua los trasladó hasta el aeropuerto del Prat pero llegaron en el momento de la salida del vuelo y lo perdieron. “A pesar de que informamos a la agencia de los sucedido y comunicó a la compañía el suceso no nos esperaron unos minutos, y tuvimos que comprar otros vuelos para los 66 pasajeros, desde Barcelona a Tenerife. Tuvimos que viajar en vuelos separados y tras hacer noche en Tenerife viajaron juntos a Fuerteventura el pasado domingo, donde fueron recibidos con mucho cariño por los compañeros y familiares.

Un giro brusco

Uno de los alumnos de cuarto de la ESO, Ariam Gutiérrez Badias, relata la sensación de confusión entre los alumnos al ver que “la guagua hizo un giro brusco hacia la izquierda y se dio contra la valla de la carretera y después volvió al carril”, destaca. Además, este estudiante cree que si no hubiera sido por los profesores Antonio y Moncho “la cosa hubiera terminado de forma muy diferente”, reflexiona.

Los docentes actuaron con rapidez y tranquilizaron a los estudiantes y familiares al comprobar que finalmente habían salido ilesos. “Los alumnos se portaron muy bien, con mucha serenidad y demostraron una gran madurez”, concluye Paniagua, conocido por su cargo anterior como director insular de la Administración del Estado en la isla de Fuerteventura. “Hemos viajado otras veces al pirineo catalán y seguro que volveremos”, anuncia el equipo docente, aunque ninguno olvidará este suceso.

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Felicidades a todos

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